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miércoles, 3 de agosto de 2011

Capítulo 7: Niñero por un día

Dominic dejó a un lado los lápices de colores y las hojas luego de un rato, se puso a mirar por la ventana. Había sacado los colores para dibujar porque era algo que le gustaba, lo que siempre hacía cuando lo dejaban solo, fuera en la oficina de Raúl, de George, de su madre o en el parque con Paloma, era algo que lo distraía y mantenía ocupado. Aunque ahora no funcionaba, tenía demasiadas cosas en la cabeza, sobre todo luego de que George había hablado con él.

Sabía que George era anticuado en muchas cosas, pero si había algo que amaba verdaderamente era su trabajo, para él Evangeline había llegado en un momento inoportuno, se había encargado porque no tenía más opciones, pero no la quería y era algo que se notaba a leguas, de igual forma él no le importaba, si ya le fastidiaba solo por existir, luego de que naciera Dom no la echó a patadas porque se vería mal y ahora quería controlar su vida, meterse a la fuera, y de paso asegurarse que su querida empresa no terminaría en manos de algún tonto que dejaría el buen nombre por el piso cuando muriera.

Suspiró resignado, él a su pocos años lo único que quería era a su mamá… y un papá. Jared le gustaba, él era bueno y no trataría mal a su mamá como sabía que hacían muchas personas, entre ellos George, pero claro también estaba el hecho de que Jared tenía que aceptar, aunque no le parecía justo la forma en que George lo quería usar. Le gustaría mucho que lo hiciera, después de todo sabía que si no era él sería otra persona.

También estaba su mamá, que por esos días se había mantenido medio distraída, enfadada y ofendida con George. Él ya había intentado más una vez deshacerse de Dominic, antes de que naciera, después y durante todos aquellos años que la había torturado con comentarios sarcásticos, directas cuando estaban solos e indirectas cuando la obligaba a presentarse a aquellas reuniones que ella detestaba, aunque ya no era una niña y podía decidir sobre su vida, George lo hacía porque no podía permitir que su imagen terminara más afectada de lo que ya estaba. Ella cedía en ocasiones para que la dejara en paz, porque aunque fuera por poco tiempo él se mantenía alejado de Dom, sin hacerle daño con sus miradas y palabras, igual siempre volvía a la carga, sabía que no se mantendría tranquilo hasta que no la tuviera en un puño, y aquello era lo que intentaba hacer casándola con Jared.

Él solo quería una familia, una como la que tenían los demás niños. ¿Tanto era pedir?

—¿Dom? —El pequeño volteó la cara de inmediato al escuchar la voz de Jared, quien había entrado hace un rato, pero se mantuvo en silencio observando al pequeño. Se arrodilló ante él y recogió los colores. Los metió en la mochila del infante y aprovechó para sacar el abrigo, estaba lloviendo y no quería que se enfermara—. Iremos a almorzar y de paso te dejo con Raúl —comentó ayudándole a ponerse el abrigo.

Dominic no se resistió cuando lo cargó, se quedó tranquilo abrazado a su cuello hasta que bajaron al sótano donde estaba el parqueadero.

—¿Te pasa algo? —preguntó mientras el infante se abrochaba el cinturón sentado en la parte trasera.

—Nada con lo que puedas ayudarme —respondió el pequeño sacando su conejo de peluche del maletín. Jared suspiró y prefirió subir al auto empezando a conducir camino al restaurante de Raúl—. Jared ¿tú tienes padres? —preguntó mirándolo, jugueteando con la orejas del conejo.

—Padre sí, mi madre murió. —Dominic colocó una cara arrepentida—. No te preocupes, fue hace un par de años —musitó tranquilo—. Tengo a mi hermana, ella está ya casada e incluso tiene un hijo de tres años, tal vez un día te lo presente. Dominic sonrió y le preguntó cómo era su papá, siempre había tenido una curiosidad sobre los padres de los demás niños, aunque no solía acercárseles mucho porque ellos creían que él era raro y viendo siempre la relación que su madre y George tenían , no le parecía el mejor ejemplo, además de que se sentía intimidado. Paloma solía hablarle de sus padres, ella los quería mucho, aunque hubiera escapado de la granja en que vivían ellos, siempre se había sentido atrapada allí y pese a que en un principio los decepcionó, se mantenían en contacto por cartas.

—Mamá nunca me ha hablado de mi padre, dice que él hizo algo malo y que espera nunca volverlo a ver, aunque eso lo escuché cuando ella estaba hablando con Paloma una vez —musitó. Cuando llegaron al restaurante y Jared aparcó, se bajó con su mochila al hombro y el peluche en la mano, Jared lo siguió adentro, aunque se sorprendió cuando uno de los camareros se le acercó con una nota de parte de Raúl—. ¿Qué pasa? —inquirió el pequeño al ver que terminaba de leer el papel y lo hacía una bolita metiéndoselo al bolsillo.

—Al parecer Raúl tuvo un problema con Paloma y han salido, tu madre está trabajando.

—Puedes dejarme con George —musitó entendiendo el problema.

—No, vete a sentar en una de las mesas, ahora voy —dijo antes de salir a la calle con el celular pegado a la oreja dispuesto a cancelar las citas de ese día. Dominic se encogió de hombros porque la verdad no quería ir con George. Cuando Jared volvió pidió al camarero y luego de almorzar se dirigieron al parque aprovechando que había dejado de llover, pese a las reticencias de Jared que había terminado cediendo a los ojos de cachorro de Dom.

—¡Amo la lluvia! —exclamó el niño dando saltitos, provocando que el de agua y barro salpicaran. Jared lo vigilaba de cerca, apoyado en la columna de los columpios. El infante se puso a juguetear entre todos los charcos, salpicando a donde iba, cuando se cansó se acercó a él con las mejillas rojas por el frío, pero una gran sonrisa, aunque tuviera la ropa húmeda, los pantalones empapados y embarrados, solo le había faltado revolcarse—. ¿Qué hora es? —interrogó el pequeño.

—Las dos—contestó fijándose en su reloj.

—Mamá sale a las tres —suspiró.

—Bueno, ya que aún queda tiempo, vamos por un chocolate caliente —replicó cogiéndole la mano. Conocía una cafetería a la que su padre solía llevarlo cuando era más pequeño, así que se fueron allí.





***


—¿Por qué siempre eres tan bueno conmigo? —preguntó Dom limpiándose el bigote de chocolate con la manga de la camisa.

—No veo porque no habría de serlo, eres un buen niño.

—George dice que soy una molestia —balbuceó.

—Él es frío, buen negociante, pero es la clase de personas que la familia no le importa. No lo escuches, tu madre te ama y es lo importante —dijo muy seguro acariciándole el cabello.

—Dominic —llamó Evangeline. El pequeño sonrió al verla y se bajó del asiento—. Gracias por cuidarlo —musitó aunque no se veía para nada feliz. Él le había mandado un mensaje diciéndole donde estaban, en la nota de Raúl decía que él sería quien se lo diría, pero al parecer ella no sabía nada en realidad por la mirada recelosa que le lanzaba. Le entregó la mochila del niño y ella dio de nuevo las gracias y se despidió.

Evangeline asesinaría a Raúl, luego a Paloma, el plan había sido de ambos, en cuanto Raúl se enteró de que el niño estaba con Jared aprovechó la ocasión para salir a pasear con su novia, claro que a ella no le dijo nada y si no fuera porque Jared le había mandado ese mensaje, hubiera ido a recoger a Dominic al restaurante.

Igual sabía que esos dos tenían un plan, en cuanto le dijo a Paloma sobre la idea de su padre ella simplemente murmuró: «Al menos es un chico decente».

1 Plumas:

Eli dijo...

¡Que bien, nuevo capi! Ya lo echaba de menos. Vaya con Paloma y Raúl, no me esperaba que se tomasen tan bien la iniciativa de George, por llamarlo de algún modo. Estoy deseando saber como se desarrollan los acontecimiento.

Dom es adorable.

Besos y publica pronto ^^

 

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