A
Jared casi le da un infarto al ver a George en su oficina, sentando en su
silla. Frunció el ceño y, luego de dejar el maletín encima del escritorio, le
dirigió un saludo educado. No lo había visto desde aquella reunión hacia tres
semanas, de la que salió con la mente echa un lio.
Hasta
aquel día Anthony lo había molestado con que casi le besaba los pies a George,
aunque siempre lo negaba y lo mandaba a callar, al menos lo intentaba, porque
Anthony cuando quería bromear era incontenible. De igual forma lo dejó cuando Jared
le contó la «gran idea» del contrato de George.
—Buenos
días —saludó George tan campante y le hizo un gesto para que se sentara frente
a él.
—Si
no estoy mal es usted el invitado —replicó enarcando una ceja y cruzándose de
brazos.
—No
te pongas territorial ahora —bufó, pero al ver que no se movía se cambió de
silla. Jared se acomodó en la suya y se apoyó en el escritorio—. ¿Ya has
pensado en mi oferta? —preguntó el mayor.
—Sigo
pensado lo mismo que ese día —respondió fríamente recostándose en la silla.
—Esperaba
que no me dijeras eso, aunque me lo temía —suspiró rascándose la barbilla—.
Desgraciadamente tengo un pequeño inconveniente y debo dar por terminado el
plazo, aunque se supone que te daría tiempo a pensarlo hasta la otra semana.
—No
importa mucho, no voy a casarme con Evangeline. Un matrimonio debe basarse en
mucho más que un acuerdo.
George
lo miró con interés disimulado.
—Si
ésa es tu última decisión no tengo nada que hacer aquí. —Se levantó
tranquilamente—. Sinceramente no te culpo por tu decisión. Evangeline es
bastante rebelde, ya sabía desde que era una niña que me iba a dar problemas,
entre ellos está Dominic. —Jared frunció el ceño, no sabía por qué George le estaba
diciendo eso.
—Mi
negativa no es por Dominic. Él es un niño encantador —objetó.
—Pero
no lo suficiente para que te encargues de él, ¿verdad? —interrogó con una
sonrisa—. De igual forma no es algo de lo que tú o yo debamos preocuparnos. —Se
encogió de hombros y dio media vuelta, dispuesto a irse.
—¿A
qué se refiere?
—A
que tengo otro candidato en mente —musitó sonriendo y lo miró por un momento
con ojos calculadores—. ¿Conoces F.
Dupois? —Jared se puso pálido al escuchar aquel nombre—. Supongo que sí porque
es bastante conocido, el caso es que creo que él estará gustoso del trato,
sobre todo después de aquel lio que tuvo con su ex esposa... Dudo que Dominic
le traiga grandes problemas.
—No
puedes dejar a tu hija y a Dom a manos de ése —renegó golpeando el escritorio—.
¡Golpeó a su esposa! La única razón por la que sigue libre es que logró comprar
al juez —protestó levantándose indignado.
—Jared,
no sé si te has dado cuenta —susurró con un tono que evidenciaba una risa que
no dejaría salir—. Evangeline y yo no nos llevamos bien, nunca lo hemos hecho.
Yo solo quiero que mi empresa siga a flote —dijo como si estuviera orgulloso de
que esa fuera su máxima aspiración—, y en manos de alguien de mi familia
—agregó—. Él no dejaría que mi hija venda la empresa y ella luego se la daría a
Dominic, quien probablemente termine en un internado a pesar de las protestas
de mi hija. —Jared lo observó, no podía creer que en serio quiso hacer negocios
con aquel hombre, a quien parecía importarle un pepino la vida de dos personas
contra una estúpida empresa.
—Acepto
—masculló sin pensar. George esbozó una sonrisa de medio lado y volteó a verlo
completamente. Sacó su celular y le dio un pequeño timbrazo a su abogado, que
estaba afuera junto con Daniel, el abogado de Jared—. ¿Era una trampa, verdad? —susurró
cuando notó el gesto.
—Sí
y no —contestó como si nada. Se sentó frente a él—. Sabía que aceptarías y si
ni diciéndote esto lo hacías, pues siempre he tenido el plan B, Dupois
—comentó—. Claro que primero hay que agotar todos los recursos con el plan A,
tú, el cuál sería mucho más amable y beneficioso para ambas partes. —Se miraban
mutuamente, tratando de descubrir los pensamientos, algo en lo que George ya
tenía mucha práctica—. Pero dime, aún sabiendo por qué lo hago vas a aceptar, ¿verdad?
—Sonrío cuando Jared no contestó—. Te encariñaste con Dominic, aunque no
quieras a mi hija. Admitiré que al principio no se me ocurrió, pero era más
fácil él que Evangeline, cuyo punto débil también es el niño. —Negó con la
cabeza, pero sonreía—. Desgraciadamente para ti, afortunadamente para mí, eres
una persona con demasiados valores morales. Lo que hacen las familias —suspiró.
El
abogado de George y Daniel eligieron ese momento para entrar. Jared hizo que
Daniel revisara el contrato minuciosamente para asegurarse que no hubiera otras
sorpresas desde la última vez, ya no confiaba en George, por eso mismo no
dudaba que fuera capaz de hacer uso de su plan B.
—Dudo
que Evangeline se case de buena gana —masculló.
—De
mi hija me encargó yo hasta que diga «acepto», después el problema es tuyo —replicó
George.
***
—Gracias
por venir —dijo la chica sentada frente a Anthony, quien estaba teniendo un
pequeño ataque cardiaco silencioso. Solo asistió porque creía que aquella nota
era una broma de Jared, aunque su amigo no tenía mucho sentido del humor en
esas cosas, incluso llegó a pensar que alguno de sus compañeros de trabajo
podría haberlo hecho, pero en el fondo sabía que era imposible ya que nadie, a
parte de Jared, sabía sobre ella—. Sé que no tengo derecho a pedirte nada,
sobre todo después de cómo terminaron las cosas entre nosotros la última vez
nos vimos —musitó con los ojos húmedos. Movía las manos frenéticamente sobre la
mesa mientras Anthony seguía observándola sin parpadear—. Pero estoy
desesperada —sollozó y le cogió la mano por encima de la mesa—. No tengo a
nadie más a quién recurrir.
Un
escalofrío le recorrió el cuerpo. Ella tenía las manos frías, como siempre. Su
celular sonó antes de que pudiera hundirse en los recuerdos de los viejos
tiempos.
—Es
Jared —susurró al reconocer el tono. La chica le soltó la mano para que
contestara.
—No
te preocupes, sé lo importante que él es para ti —murmuró regalándole una
sonrisa a través de las lágrimas—. Ya es suficiente con molestarte viniendo hasta
aquí a pedirte ayuda, no impediré que te comportes como el fiel amigo que sé
que eres.
Él
suspiró, conocía mejor que nadie aquella forma de hablar. Cogió el aparato y se
lo colocó en la oreja, antes de que pusiera decir «Hola» Jared le soltó la
noticia.
—¡¿Cómo
que firmaste el maldito contrato?! —gritó. La chica lo observó sorprendida. En
otro caso se hubiera puesto a bromear y escuchar pacientemente con risas lo que
su amigo tenía para decirle, pero estaba alterado. Allí estaba ella, a quien
creyó que nunca más vería, y ahora su mejor amigo, que poseía una mente donde
la palabra «divorcio» no tenía sentido, le salía con que firmó un contrato para
casarse con alguien que no amaba.
Anthony
se quedó callado por un momento, escuchando. Miró el celular y luego a ella, se
pasó la mano por el cabello con frustración.
—Jared,
estaré ahí en una hora y media, más o menos, no hagas ninguna otra estupidez.
—Le cogió la mano a ella—. Perdóname —suspiró ayudándola a levantarse—. Mi
mejor amigo ha hecho algo completamente irracional a pesar de que siempre se
jacta de tener la cabeza mejor puesta que yo. ¿Podrías contarme de camino a mi
departamento?
La
chica asintió silenciosamente y se dejó guiar al auto de Anthony, que le abrió
la puerta antes de acomodarse en su lugar.
1 Plumas:
Obviamente sabía que Jared aceptaría, pero no me imaginaba que sucio truco utilizaría George para convencerlo. Me pregunto que hará para convencer a su hija...
Ya tengo ganas de que llegue el miércoles ^^
Un beso
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