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miércoles, 17 de agosto de 2011

Capítulo 9: Problemas


A Jared casi le da un infarto al ver a George en su oficina, sentando en su silla. Frunció el ceño y, luego de dejar el maletín encima del escritorio, le dirigió un saludo educado. No lo había visto desde aquella reunión hacia tres semanas, de la que salió con la mente echa un lio.

Hasta aquel día Anthony lo había molestado con que casi le besaba los pies a George, aunque siempre lo negaba y lo mandaba a callar, al menos lo intentaba, porque Anthony cuando quería bromear era incontenible. De igual forma lo dejó cuando Jared le contó la «gran idea» del contrato de George.

—Buenos días —saludó George tan campante y le hizo un gesto para que se sentara frente a él.

—Si no estoy mal es usted el invitado —replicó enarcando una ceja y cruzándose de brazos.

—No te pongas territorial ahora —bufó, pero al ver que no se movía se cambió de silla. Jared se acomodó en la suya y se apoyó en el escritorio—. ¿Ya has pensado en mi oferta? —preguntó el mayor.

—Sigo pensado lo mismo que ese día —respondió fríamente recostándose en la silla.

—Esperaba que no me dijeras eso, aunque me lo temía —suspiró rascándose la barbilla—. Desgraciadamente tengo un pequeño inconveniente y debo dar por terminado el plazo, aunque se supone que te daría tiempo a pensarlo hasta la otra semana.

—No importa mucho, no voy a casarme con Evangeline. Un matrimonio debe basarse en mucho más que un acuerdo.

George lo miró con interés disimulado.

—Si ésa es tu última decisión no tengo nada que hacer aquí. —Se levantó tranquilamente—. Sinceramente no te culpo por tu decisión. Evangeline es bastante rebelde, ya sabía desde que era una niña que me iba a dar problemas, entre ellos está Dominic. —Jared frunció el ceño, no sabía por qué George le estaba diciendo eso.

—Mi negativa no es por Dominic. Él es un niño encantador —objetó.

—Pero no lo suficiente para que te encargues de él, ¿verdad? —interrogó con una sonrisa—. De igual forma no es algo de lo que tú o yo debamos preocuparnos. —Se encogió de hombros y dio media vuelta, dispuesto a irse.

—¿A qué se refiere?

—A que tengo otro candidato en mente —musitó sonriendo y lo miró por un momento con ojos calculadores—. ¿Conoces  F. Dupois? —Jared se puso pálido al escuchar aquel nombre—. Supongo que sí porque es bastante conocido, el caso es que creo que él estará gustoso del trato, sobre todo después de aquel lio que tuvo con su ex esposa... Dudo que Dominic le traiga grandes problemas.

—No puedes dejar a tu hija y a Dom a manos de ése —renegó golpeando el escritorio—. ¡Golpeó a su esposa! La única razón por la que sigue libre es que logró comprar al juez —protestó levantándose indignado.

—Jared, no sé si te has dado cuenta —susurró con un tono que evidenciaba una risa que no dejaría salir—. Evangeline y yo no nos llevamos bien, nunca lo hemos hecho. Yo solo quiero que mi empresa siga a flote —dijo como si estuviera orgulloso de que esa fuera su máxima aspiración—, y en manos de alguien de mi familia —agregó—. Él no dejaría que mi hija venda la empresa y ella luego se la daría a Dominic, quien probablemente termine en un internado a pesar de las protestas de mi hija. —Jared lo observó, no podía creer que en serio quiso hacer negocios con aquel hombre, a quien parecía importarle un pepino la vida de dos personas contra una estúpida empresa.

—Acepto —masculló sin pensar. George esbozó una sonrisa de medio lado y volteó a verlo completamente. Sacó su celular y le dio un pequeño timbrazo a su abogado, que estaba afuera junto con Daniel, el abogado de Jared—. ¿Era una trampa, verdad? —susurró cuando notó el gesto.

—Sí y no —contestó como si nada. Se sentó frente a él—. Sabía que aceptarías y si ni diciéndote esto lo hacías, pues siempre he tenido el plan B, Dupois —comentó—. Claro que primero hay que agotar todos los recursos con el plan A, tú, el cuál sería mucho más amable y beneficioso para ambas partes. —Se miraban mutuamente, tratando de descubrir los pensamientos, algo en lo que George ya tenía mucha práctica—. Pero dime, aún sabiendo por qué lo hago vas a aceptar, ¿verdad? —Sonrío cuando Jared no contestó—. Te encariñaste con Dominic, aunque no quieras a mi hija. Admitiré que al principio no se me ocurrió, pero era más fácil él que Evangeline, cuyo punto débil también es el niño. —Negó con la cabeza, pero sonreía—. Desgraciadamente para ti, afortunadamente para mí, eres una persona con demasiados valores morales. Lo que hacen las familias —suspiró.

El abogado de George y Daniel eligieron ese momento para entrar. Jared hizo que Daniel revisara el contrato minuciosamente para asegurarse que no hubiera otras sorpresas desde la última vez, ya no confiaba en George, por eso mismo no dudaba que fuera capaz de hacer uso de su plan B.

—Dudo que Evangeline se case de buena gana —masculló.

—De mi hija me encargó yo hasta que diga «acepto», después el problema es tuyo —replicó George.

***

—Gracias por venir —dijo la chica sentada frente a Anthony, quien estaba teniendo un pequeño ataque cardiaco silencioso. Solo asistió porque creía que aquella nota era una broma de Jared, aunque su amigo no tenía mucho sentido del humor en esas cosas, incluso llegó a pensar que alguno de sus compañeros de trabajo podría haberlo hecho, pero en el fondo sabía que era imposible ya que nadie, a parte de Jared, sabía sobre ella—. Sé que no tengo derecho a pedirte nada, sobre todo después de cómo terminaron las cosas entre nosotros la última vez nos vimos —musitó con los ojos húmedos. Movía las manos frenéticamente sobre la mesa mientras Anthony seguía observándola sin parpadear—. Pero estoy desesperada —sollozó y le cogió la mano por encima de la mesa—. No tengo a nadie más a quién recurrir.

Un escalofrío le recorrió el cuerpo. Ella tenía las manos frías, como siempre. Su celular sonó antes de que pudiera hundirse en los recuerdos de los viejos tiempos.

—Es Jared —susurró al reconocer el tono. La chica le soltó la mano para que contestara.

—No te preocupes, sé lo importante que él es para ti —murmuró regalándole una sonrisa a través de las lágrimas—. Ya es suficiente con molestarte viniendo hasta aquí a pedirte ayuda, no impediré que te comportes como el fiel amigo que sé que eres.

Él suspiró, conocía mejor que nadie aquella forma de hablar. Cogió el aparato y se lo colocó en la oreja, antes de que pusiera decir «Hola» Jared le soltó la noticia.

—¡¿Cómo que firmaste el maldito contrato?! —gritó. La chica lo observó sorprendida. En otro caso se hubiera puesto a bromear y escuchar pacientemente con risas lo que su amigo tenía para decirle, pero estaba alterado. Allí estaba ella, a quien creyó que nunca más vería, y ahora su mejor amigo, que poseía una mente donde la palabra «divorcio» no tenía sentido, le salía con que firmó un contrato para casarse con alguien que no amaba.

Anthony se quedó callado por un momento, escuchando. Miró el celular y luego a ella, se pasó la mano por el cabello con frustración.

—Jared, estaré ahí en una hora y media, más o menos, no hagas ninguna otra estupidez. —Le cogió la mano a ella—. Perdóname —suspiró ayudándola a levantarse—. Mi mejor amigo ha hecho algo completamente irracional a pesar de que siempre se jacta de tener la cabeza mejor puesta que yo. ¿Podrías contarme de camino a mi departamento?

La chica asintió silenciosamente y se dejó guiar al auto de Anthony, que le abrió la puerta antes de acomodarse en su lugar.

1 Plumas:

Eli dijo...

Obviamente sabía que Jared aceptaría, pero no me imaginaba que sucio truco utilizaría George para convencerlo. Me pregunto que hará para convencer a su hija...

Ya tengo ganas de que llegue el miércoles ^^

Un beso

 

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