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miércoles, 22 de diciembre de 2010

Capítulo 14: Cuestión de estrategia

Caminaba sin rumbo, no tenía ningún lugar especial al que ir, sólo deseaba poder alejarse de todo. Fue por eso que no supo por qué terminó frente a una discoteca, se quedó un rato pensado en la posibilidad de entrar, ella no era esa clase de chica, pero considerando que no tenía nada que perder, se decidió…

Se sobresaltó al escuchar un ruido proveniente de la parte trasera del local, se mordió el labio antes de caminar, debía estar loca, cualquier persona normal se iría corriendo a su casita, pero era un impulso el que la llevaba. Abrió los ojos como platos al ver un chico siendo golpeado por un hombre adulto.

—¡¡Deténgase!! —gritó asustada dándole un susto al hombre que soltó al chico.

La observó con una furia, casi inhumana, y cuando se acercaba hacia ella el chico se levantó limpiándose la sangre y tirándolo al suelo. Le dio un par de golpes y lo dejó ahí tirado.

—¿Estás bien? —preguntó con suavidad ayudándola a pararse luego de haber caído por la sorpresa. Asintió hipnotizada por esos ojos chocolate y aquella sonrisa.

—Ah… sí. Sí —asintió con una sonrisa vergonzosa, levantándose.

—Una chica tan linda no debería estar por ahí, nunca se sabe con qué o quién te encuentres —dijo volviendo a sonreír. Ella fue incapaz de decir algo más, sintiéndose tímida y nerviosa—. Soy Alejandro —se presentó.

—Mailen —contestó sencilla.

El chico siguió sonriendo y cada vez se hacía más grande mientras la observaba con astucia, aunque ella no sabía lo que en realidad significaba. Por unos momentos se sintió en una nube color rosa sin poder dejar de mirar a aquel chico. Nadie conocía lo que sentía, pero en ese instante se sintió segura y protegida, algo que había perdido junto con su hermano.

—¿Qué tal sí te acompaño a tu casa? Es peligroso que andes sola —murmuró sin soltar su mano, sus mejillas se sonrojaron y asintió.

Alejandro la condujo hasta su auto y permitió que le guiara por las calles, cuando finalmente llegaron a la zona en que vivían ella le indicó el edificio. Ni siquiera preguntó lo que había pasado en la calle, aquellos golpes que recibió… Todo fue olvidado con esa sonrisa encantadora y mirada confiada, lo único que tenía en mente en ese momento, el chico la dejó embobada.

—Me encantaría volver a verte —musitó cuando ya se iba. Ella le sonrió y le dio su número como despedida.

Alejandro se la devolvió como si nada y la vio partir. Se fijó en lo alto del edificio, podía estar oscuro hasta el punto de casi no ver nada, pero sabía que Jonathan lo observaba con cara molesta y el ceño fruncido.

—Me vas a dañar el carro —susurró con frialdad cuando el chico de ojos entre verde y miel se sentó sobre el capot, luego de haberse tirado desde la azotea del edificio.

—Aléjate de ellas —masculló bajándose.

—¿Por qué? ¿Es tu novia? —preguntó con burla.

—No, pero no es casualidad que primero fueras tras Aranel y luego con Mailen, que curiosamente es la hermana de David y vive cerca de Nel —replicó.

—Es sólo una coincidencia —respondió con sorna—. Y ahora sí me disculpas tengo mejores cosas que hacer que hablar con un simple mensajero —burló.

—No te equivoques conmigo, puedo ser más de lo que parezco —farfulló y se fue de allí.

Él soltó una sonora carcajada mientras lo veía irse, luego se subió a su carro y se fue.



Su amigo le miraba con una expresión serena, clavando sus ojos en los suyos, mientras desayunaba. Jonathan rara veces estaba con él en las mañanas, mucho más desayunar juntos, pero ésta fue diferente, le había pillado mirando a Mailen antes de irse, pero sólo fue un vistazo rápido así que no podía concluir nada.

—¡Podrías soltarlo de una maldita vez! —exclamó ya exasperado.

—A veces me pregunto cómo eres tan ciego —dijo finalmente.

—¿De qué hablas? —inquirió u otro sinónimo de preguntar aún no entendía nada. Vio en Jonathan una expresión con cierto enfado, primera vez que estaba así.

—Anoche estuvo ese tipo raro aquí, ¡con Mailen! —gritó pegándole un puño a la mesa como si eso fuera la peor parte—. Y tú ni enterado —reclamó.

—Cálmate —pidió tranquilo—. Mi hermana está grandecita como para saber qué hacer —agregó encogiéndose de hombros.

Su amigo lo fulminó con la mirada, sin poder creer lo que le estaba diciendo. Jonathan salió del departamento.

David se quedó alucinado, su amigo no era así, no entendía qué le pasaba. Pero es que él no podía comprenderlo, está de más como siempre lo tuvo todo, cuando Jonathan sólo tenía aquella amistad, se enfadaba con él porque dejaba de lado a su familia. Se preocupó por ir a salvar y proteger a Nel, una chica que sólo conocía porque vivía con su primo, pero no de su propia hermana, por eso se enojaba, pero tampoco le podía echar nada en cara porque al fin y al cabo era su amigo, sólo quería ayudarlo un poco, más allá de eso no hacía nada.



—Hola, Mailen —saludó Aranel cuando la chica entró a la cafetería.

—¿Muy ocupada? —preguntó al ver el local a punto de estallar y a la chica yendo de un lado a otro con los pedidos, además una bandeja de platos inmensa y bajo ella una libretita donde apuntaba los pedidos.

Ella asintió con gesto cansado y fue a dejar las cosas a la cocina, sólo para salir con más bandejas trayendo pedidos.

Mailen soltó una risotada al verla caer sobre el taburete.

—Creo que voy a renunciar, no puedo con esto. Cientos de mocosos, todos gritando, jalándome de un lado a otro, incluso algunos lloraban… es demasiado para mí —balbuceó recostada en la barra y con la cara enterrada entre sus brazos. Mailen le palpó la cabeza, pobrecita de su amiga.

La cafetería se quedo un poco más vacía así que ahora podía respirar, aunque sabía que no tardaría nada en volver a llenarse.

—No exageres, en unos años terminarás la carrera y podrás dejar de trabajar aquí.

—Que me parta un rayo —masculló levantando la cabeza por fin. Volvió a su expresión seria de siempre y Mailen le volvió a sonreír, pero le timbró el celular y se apartó un momento para hablar. Luego de un rato le dijo que tenía que irse con una sonrisa radiante.

Quiso preguntarle a dónde iba, movida por más que curiosidad un mal presentimiento, pero se fue antes de que pudiera decirle algo. Frunció el ceño con una expresión desconfiada y alejó sus pensamientos de todo eso para seguir atendiendo el local.

1 Plumas:

Unknown dijo...

Holaa disculpa por no haber comentado antes.
Ame el capitulo. Que le pasa a Jonathan? para mi que esta celoso. jaja.
Espero ansiosa el proximo cap.
Que andes bien,besos

 

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