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miércoles, 1 de febrero de 2012

Capítulo 32: La última traición de Amélie


Evangeline se quedó mirando el suelo con una cara inexpresiva, Jared empezó a temer que volviera a encerrarse en sí misma. Él no podía permitirlo, no ahora que era una familia, seguían teniendo sus fallas, pero eran una familia.

—¿Dom lo sabe? Que el hombre que vio en el parque… —Jared negó con la cabeza, la verdad era que no sabía a ciencia cierta qué tanto Dominic había leído. Era un tema que prefería tratar cuando su sobrino y Gregory no estuvieran, algo que no pasaría hasta la tarde del día siguiente—. Raúl mencionó que Gustave le dijo su nombre a Dominic —balbuceó moviendo las manos frenéticamente—. Todo este tiempo ocultándoselo y va y lo lee.

—Algún día hubieras tenido que hablarle de él, Lin —replicó negando con la cabeza. Se sentó a su lado y le cogió las manos—. No podías escondérselo para siempre. —Evangeline se encogió de hombros, arrugó la nariz y se mordió el labio. No estaba nada feliz de que su hijo supiera sobre Gustave, esperaba que Dominic teniendo a Jared como padre pospusiera el tema, pero el niño crecía y su incesante curiosidad con él.


Dominic lanzó una mirada llena de decepción al ver el auto del padre de su mejor amigo. Gregory chocó los puños con él a modo de despedida y le deseó suerte. Jared colocó la mochila de Gregory en la parte trasera del auto y cerró la puerta, con su mejor amigo adentro. Gregory se despidió efusivamente e hizo una señal para pedirle que le contara todo mañana.

Jared regresó y agarró a Dominic.

—Te quiero. —Dom sintió que lo abrazaba muy fuerte y le daba un beso en la mejilla. Se sonrojó porque sus compañeros siempre se quejaban cuando sus padres hacían eso, pero a él no le molestaba en absoluto, se sentía volar y olvidaba que Jared era su papá desde hace poco y tenía otro que no quería estar con él.
Káiser empezó a ladrar y gruñir por tener a Dom lejos de su alcance, mordió a Jared en la pierna, pero al no conseguir nada comenzó a jalarle los cordones.

—Quieto —ordenó Dominic apuntando al cachorro con su dedo. El perro alzó la cabeza y sacó su lengüita al escuchar la voz de su dueño, meneando la cola apoyó las patas en la pierna de su papá y emitió soniditos tristones.

—Ahora no, Káiser —dijo Evangeline lanzándole una pelota hacia el patio para que se distrajera. El cachorro corrió tras la bola, se enzarzó en una lucha contra la escurridiza esfera que emitía un chillido al ser mordida.

Dominic miró a su madre y supo lo que venía, ella parecía triste y preocupada. Buscaba desesperadamente una forma de hacerle entender al niño las complicaciones de los adultos.

Al final se decidió por contarle cómo conoció a Gustave, que cuando supo que venía ella se puso muy contenta, pero Gustave no sintió lo mismo y se fue de viaje. Jared le dijo a Dom que él sí estaba feliz de tenerlo, que a veces la familia si podía elegirse y ellos eran una familia.


—¿Entonces ese tal Gustave no es tu papá así como George no es tu abuelo? —preguntó Gregory bebiéndose su leche de chocolate mientras se balanceaba. Dominic asintió con un encogimiento de hombros. Gregory frunció el ceño—. Yo no entiendo a los adultos, nos enseñan unas cosas y luego nos dicen otra —renegó haciendo muecas.

Dominic se echó a reír de tal forma que terminó atragantándose con su jugo, Gregory tuvo que bajarse del columpio para darle palmaditas en la espalda.

—No sé por quéte ríes —reclamó Gregory botando a la basura los envases de las bebidas. El jugo de Dom se regó por todo el suelo y la leche con chocolate ya se la había terminado.

—Por la cara que hiciste, fue muy graciosa —explicó—. Fue algo así —declaró tratando de imitarlo, pero Gregory se rió de lo tonto que se veía. Dominic hizo una mueca al ver que se había manchado la camisa del uniforme—. Voy a lavarme —expresó cogiendo su mochila del suelo, provocando que su mejor amigo rodara los ojos.

—Yo tengo que irme —masculló señalando el auto de su padre que sonaba la bocina insistentemente.

—No te preocupes, papá no se demora en llegar por mí —replicó. Gregory inclinó la cabeza a un lado con resignación al escuchar otro grito de su padre. Finalmente sus zapatos protestaron cuando fue en dirección a la salida, corriendo a toda velocidad.

Dominic tarareó la canción que su mamá siempre le cantaba cuando era pequeño, abrió una llave que los jardineros usaban para regar las plantas del jardín e intentó limpiar la mancha, pero solo consiguió que se extendiera más.

—Hey, Dom —El niño sonrió al ver a Anthony, estaba cogido de la mano de Amélie, suspiró decepcionado al no ver a ninguno de sus padres—. He venido por ti —habló con una aire misterioso—. Amo los niños —anunció echándose a reír al ver la cara del infante. Le cogió la mochila y se la colgó al hombro.

—¿Quiénes son ellos? —preguntó su maestra de inmediato, le agarró la mano antes de que diera un paso afuera.

—Es el mejor amigo de mi papá y su novia —susurró el niño tratando de soltarse.

—El auto de Jared se dañó,  como estábamos en el parque me pidió que pasara por él —explicó con su mejor sonrisa.

—¿Cómo se llaman? —inquirió por si acaso. Dominic se apresuró a contestar por ellos, cuando su maestra por fin lo dejó, ir tomó la mano de Anthony y lo jaló por la calle.


Anthony le pasó un helado al niño, que lo recibió con una sonrisa de oreja a oreja. Anthony le había dicho que estaba cumpliendo con su papel de «tío malcriador». Su mejor amigo no podría decirle que no cumplía su palabra.

Amélie caminaba a su lado con un rostro entre el miedo y la tristeza. Desde que Jared les pidió el favor de que recogieran al infante ella parecía aterrada, sus ojos miraban en todas direcciones, temiendo que los asaltara alguien en cualquier momento, sin embargo la calle estaba casi vacía.

—¡Qué bonito! —exclamó Dominic al ver un robot de juguete en un escaparate.

—Sí, que… —cortó las palabras al sentir algo punzando contra su espalda. Volteó la cabeza, el hombre detrás suyo esbozó una sonrisa de suficiencia y colocó una mano sobre su hombro para empujarlo hacia atrás, no tuvo más opción que soltar la mano del niño. El pequeño no se enteró de nada, estaba ocupado en el montón de colores y sonido del escaparate.

—Lo siento —tartamudeó Amélie con lágrimas cayéndole por la cara.

—¿Qué…? —Amélie le agarró la mano a Dom y lo alejó de él. Al otro lado de la calle, un rubio con un cigarrillo en los labios abrió la puerta de un Audi plateado—. ¡No! —bramó sintiéndose el filo cortar su piel. Tragó saliva y se quedó quieto, sabía lo que pasaría si  el cuchillo se enterraba por completo. Dominic intentó soltarse al escuchar el grito, Amélie lo arrastró por la calle apretándole la mano sin piedad. El niño soltó unas cuantas lágrimas y el helado se cayó al suelo.

—Muévete —ordenó el portador del cuchillo.

2 Plumas:

Eli dijo...

¡Dios, no me esperaba para nada que Amélie estuviese compinchada con Gustave ¡es horrible! Pobre Dom y pobre Evangeline ¿que querrá Gustave, más dinero? Estoy deseando saberlo.

Por cierto, me encanta el nombre de Káiser para el perrito. Un beso y hasta el miércoles!!

Anónimo dijo...

Hola, que emocionante. Espero que asi Anthony se de cuenta de como es esa mujer. Jared se pondra furioso y le enseñara a Gustave que con su familia no se debe meter.

Hasta el proximo capi :D

 

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