Dominic se quedó en el último
escalón al ver a sus padres a la mañana siguiente, frunció el ceño al ver que
ambos tenían miradas sumamente tensas. Ellos obviamente no lo habían escuchado,
seguían hablando con Suzanne y Charles. Sus expresiones serias estrujaron su
corazón y convirtieron su mente en un huracán. Llevaba semanas sin ver aquella seriedad
en su madre, ella parecía más feliz, ya no odiaba a Jared ni le miraba
mordiéndose los labios para contener las palabras cuando le hablaba de él,
incluso parecía que le gustaba.
Jared solo fruncía el entrecejo al
revisar los papeles de su trabajo, algunas veces lo sentaba en sus piernas y lo
dejaba dibujar mientras leía. Desde el viaje al lado y una vez que su madre
empezó a trabajar para Jared, Dom visitó varias veces la empresa, la secretaria
le daba leche con chocolate siempre que iba. Dominic le echaba alguna que otra
mirada a esos papeles con una letra muy pequeña y pegada, pero Jared leía muy rápido
y Dom no, esos papeles se asemejaban al que ocultaba en su habitación, bajo una
tabla de uno de los cajones, debía terminar de leerlo, pero no encontraba el
tiempo entre hacer tareas, jugar y disfrutar su nueva vida. Además sus padres
siempre estaban muy pendientes de lo que estaba haciendo.
—¡Tío Jared! —gritó Luc
emocionado, bajó las escaleras y se abrazó a sus rodillas. No importaba que la
noche anterior hubiera estado ahí, Luc siempre lo saludaba como si no lo viera
en mucho tiempo, con los ojos extasiados de alegría y una sonrisa que jamás
podría ser manchada.
Jared cargó al niño y dirigió la
mirada a Dominic. Su madre igual, esbozó una sonrisa cálida que envolvió su
mente en algodón y calmó el viento que arrastraba sus pensamientos sin control.
Dom sonrió, corrió hasta ellos y le dio un beso en la mejilla a su mamá, Jared
le revolvió el cabello, su madre lo miró mal porque ella siempre estaba
intentando peinarlo, a veces le seguía pareciendo un sueño que fuera su papá,
de vez en cuando lo llamaba por su nombre, pero Jared siempre lo corregía con
una mirada amable.
—¿Cómo estuvo la fiesta?
—curioseó enredando los dedos en el cabello de su mamá, su cabello olía a
flores y a nieve, una mezcla rara de primavera e invierno.
—Aburrida, muy aburrida
—respondió Jared cuando su madre lo abrazó con fuerza contra su pecho.
Jared le lanzó una mirada muy
expresiva a Lin para pedirle que se controlara, Dom era muy observador y
sensible a su entorno, si sentía que algo estaba mal iba a preocuparse, no
tenía nada de qué preocuparse. Jared no permitiría que Gustave se acercara a
Dominic, ahora era su hijo, solo necesitaba los papeles en que Gustave renunció
a su custodia, la firma de Evangeline y llevaría su apellido, si hasta ahora no
había presionado era porque sabía que ella se negaría. Lin aún se aferraba un
poco a la idea de que Dom era su única familia, si tenía que irse lo haría con
el niño y nadie se lo impediría. Con Gustave revoloteando por sus vidas tenía
que asegurarse de que Lin no entrara en pánico y huiría.
A pesar de que su relación seguía
sufriendo ciertos altibajos estaba muy seguro de que la quería a su lado.
Dominic era diferente, con él las cosas fluían mucho más fáciles, era como si
el niño siempre hubiera estado allí, conocía su color favorito, la comida que
le gustaba y la que no, sabía que tenía alergia a ciertas cosas y que algunos
tipos de ropa le irritaban la piel. Dom se levantaba temprano los fines de
semana, casi nunca dormía más allá de las nueve, pero si lo despertaban antes
se ponía gruñón y estaba cerca de armar una pataleta.
A Jared le gustaba jugar futbol
con él mientras Evangeline dormía, a ella le agradaba dormir hasta tarde, pero
una vez que se levantaba no se detenía.
No. No quería perder a ninguno de
los dos.
—Ve por tu mochila —ordenó
guiñándole un ojo. Dom sonrió y se bajó, Luc lo siguió como un pollito.
Luc no tenía hermanos, estuvo
acosando a sus padres con que quería uno hasta el día en que cayó al pozo y obtuvo
un hermano mayor, eso les daba a sus padres un poco más de tiempo hasta que
decidieran tener otro bebé. Jared sabía que Charles se moría por una niña.
Dominic bajó de nuevo, cogido de
la mano de Luc que empezaba a hacer pucheros y lanzar miradas lastimeras para
que se quedaran. Dom le dio palmaditas en el hombro y le prometió que volvería
pronto, pero eso no calmó al más pequeño que soltó lágrimas de cocodrilo al
despedirse.
Esta vez no conseguiría lo que
quería como otras veces, Jared ya tenía planes para esa tarde, Suzanne y
Charles si no los tenían estaban en marcha.
Evangeline frunció el ceño cuando
Jared se alejó para hablar por teléfono, él parecía feliz cuando contestó, sin
embargo en cuestión de segundos su cara cambio, ahora estaba enojado.
—¿Crees que pasa algo malo? —preguntó
Dominic lamiendo la cucharita de su helado.
—No —replicó quitándole uno de
los ensortijados mechones que le caía por la carita, tapándole la vista—. Solo
es algo de su trabajo. —Dom echó otro vistazo a Jared, tratando de entender qué
pasaba. Su madre le mentía, era una mala mentirosa así como él.
—Papá jamás se enoja cuando es
algo de su trabajo —replicó firme—. Mucho menos un fin de semana, él no
contesta llamadas del trabajo cuando está con nosotros.
Evangeline hizo una mueca, Dom
podía no conocerlo desde hacía más que meses, pero tenía razón, Jared poseía
una calma inigualable en lo que se refería al trabajo, le gustaba lo que hacía
y las batallitas eran su día a día, pero cuando llegaba a casa cualquier enojo
se evaporizaba como si no hubiera existido. En las mañanas del fin de semana
olvidaba el celular en la mesita de noche, eran los días en que jugaba con
Dominic sus partidos de fútbol uno a uno, no renunciaba a ninguno de ellos.
Jared cerró la tapa del teléfono
y volvió con ellos. Evangeline le tendió la copa de helado derretida y él se la
comió. Seguía teniendo el ceño fruncido, pero sonrió a ambos cuando dijo:
—Vamos al cine.
A Dom le encantaba el cine,
palomitas, gaseosa y un montón de caramelos que Jared no tenía reparo en
comprar. A Jared también le gustaba, poseía una colección de películas que aún
tenía problemas para trasladar del departamento a la casa. Películas de toda
clase, incluso de niños, ya que a Luc siempre que se quedaba con él le agradaba
dormirse viendo películas.
Jared suspiró. Esa mañana le
pidió a George los papeles de la custodia de Dominic, él prometió dárselos al
día siguiente, pero la llamada que le devolvió aseguraba que no encontraba los
papeles, George estaba furioso. Esos papeles aseguraban que Gustave no podía
acercarse a su nieto, claro que podrían sacar una copia de los servicios
infantiles, pero se tardaría más tiempo.
2 Plumas:
Agg!! Este capítulo me ha dejado en la incertidumbre ¿Conseguirá Gustav la custodia de Dominic? Seguro que Jared se las apaña para que no sea así, conoce tanto a Dom que es su padre con todo el derecho.
Hasta el miércoles ¡un beso!
Pobre Jared ahora tendra que pelear por la custodia de Dom. Espero que Evangeline acepte que lleve su apellido.
Hasta el proximo capi :D
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