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miércoles, 13 de julio de 2011

Capítulo 5: El contrato

La semana siguiente llegó demasiado lento para Jared, el viernes que George habló con Evangeline había sido la última vez que vio a Dom, Raúl casi nunca estaba en el restaurante cuando ellos iban a almorzar, si no encontraba demasiado ocupado como para atenderlos. Tenía cierto mal sabor de boca sobre la desaparición del pequeño y el contrato. Había esperado semanas por ese día y ahora no podía hacer más que mirar por la ventana mientras su abogado revisaba que todo estuviera en orden con lo antes dicho y lo que agregaron.

—¿Qué clase de broma es ésta, Montagne? ¡Lo que pide es una locura! —exclamó Daniel, sobresaltando a los presentes—. Este contrato carece de seriedad.

—¿Qué sucede, Daniel? ¿Qué pide? —preguntó impaciente.

Jared tomó el papel al ver a su abogado pálido y balbuceante, tanto que era incapaz de responder. Leyó rápidamente buscando aquello que tanto alarmaba a Daniel y lo había tenido con el corazón en un hilo durante semanas.

Cuando lo encontró lo releyó cinco veces antes de poder creerlo, se pasó la mano por la cara.

—¡¿Está usted loco?! —gritó alterado.

—No grites —gruñó George tranquilamente.

—¿Cómo rayos quiere que no le grite? —preguntó irritado blandiendo los papeles y dejándolos a un lado como si quemaran—. Creí que usted estaba en sus cabales, pero veo que me he equivocado —farfulló recogiendo la chaqueta.

—No veo porque te alarmas tanto, tú más que nadie ganaría si aceptas —replicó sacando un puro y jugando con él entre sus manos.

—¿En serio? —dijo con sarcasmo—. Dígame ¿qué ganaría? —inquirió poniéndosela.

—La empresa completa. Al fin y al cabo no tengo más familia que mi hija y será ella quien acabará quedándosela, nunca le ha interesado, ella no se quiere la presidencia. Lo más probable será que la venda —comentó con tono distraído, pero su mirada decía que aquella idea no le gustaba—. Claro, si no existe alguien que la persuada de lo contrario

—El matrimonio no es juego, mucho menos un negocio, debe estar basado en algo más que un acuerdo de ganancia —acotó frustrado—. No se puede jugar con las personas de esa manera, si algo llegara a salir mal, más que solo su hija y yo saldríamos heridos, hay un niño en medio —reprochó.

—Un niño que no tiene padre —comentó—. Dominic más que nadie saldría ganando. ¿Tú le tienes bastante cariño o no? Vienes de una familia estable, deberías saber cuán importante es tener ambos padres —siguió.

—¿Dónde queda el amor, la confianza…? —interrogó, porque con Dom lo había dejado fuera de juego.

—Basura —protestó. Jared se irritó más ante eso.

—Esto es una locura —repitió Daniel levantándose con su portafolios. Jared hizo un asentimiento de cabeza y abrió la puerta. Daniel salió primero.

—Tienes un mes para pensarlo, Jared. Si tú no estás dispuesto estoy seguro de que habrá alguien más que no se corte por los valores morales —refunfuñó. Jared se retiró cerrando la puerta tras él.

George sonrió de medio lado y encendió el puro.

—¿Está seguro de lo que está haciendo señor? —preguntó el abogado que hasta entonces se había mantenido en silencio—. El negocio con los O’Conell era bastante importante —murmuró preocupado.

—Claro que sí, no me aseguré en vano de que su padre se cansara para que lo enviara y así conocerlo —contestó después de una gran bocanada de humo—. Él aceptará —agregó muy seguro de sí mismo—. La forma en que ha reaccionado me lo confirma. —Otra bocanada de humo y el abogado se fue—. Amor… —bufó con desdén.

***

Sabía que estaba conduciendo muy rápido, pero estaba furioso y nervioso. Redujo la velocidad antes de terminar atropellando a alguna viejecita.

Dejó el auto en el parqueadero y subió a su departamento. Dispuesto a tomarse una copa de lo primero que encontrara.

—Hola —saludó Anthony como si nada en cuanto entró. Su mejor amigo se acercó a él entrecerrando los ojos—. ¿Qué pasó? Estás nervioso —musitó con una mirada sospechosa. Tiró la chaqueta a un lado y se desabotonó los primeros botones de la camisa. La corbata se la había quitado en el auto y estaba seguro de haberla metido en algún bolsillo.

—¿Cómo entraste? —preguntó tratando de ignorar el hecho de que su amigo lo conocía muy bien, pero al parecer no funcionó porque Anthony lo cogió por los hombros y lo obligó a sentarse.

—Quieto —ordenó como si Jared fuera un cachorro. Se fue a la cocina, buscó dos vasos y sacó la botella de brandy del bar. Regresó a la mesa y se sentó, sirvió un poco y se lo tendió. Lo cogió y se lo tragó de una—. Tengo una copia de las llaves.

—¿Cuándo te las di? —interrogó enarcando una ceja.

—Nunca. Las saqué en cuanto te lo dieron, ni te diste cuanta porque vivías en casa de tus padres —sonrió burlón—. Debí hacer una fiesta sin que supieras, hubiera sido provechoso. —Colocó una expresión seria y le dio otro vaso. Jared lo tomó sin protestar y Anthony lo estudió con ojo crítico.

—George quiere que me case con Evangeline —exclamó de repente y apoyando los codos en la mesa—. Es parte del contrato. Dice que al final me quedaría con su empresa porque ella la odia y él no tiene a quien más dejársela. —Negó con la cabeza como si no creyera aquello—. Me ha dado un mes, si no aceptó hará negocios con otra persona que este dispuesta casarse con su hija.

—Tú querías ser su socio y terminarás siendo su yerno. ¿Cuál es el problema? ¿Sabes cuántos matrimonios aseguran las relaciones financieras? Además si las cosas no funcionan existe el divorcio —Jared bufó ante eso y lo fulminó con la mirada. ¿Qué más podía esperar de su mejor amigo? Cuyos padres divorciados llenaron su vida a punto de objetos materiales y viajes para que no se sintiera solo, incluso él se había beneficiado. Anthony se rascó la barbilla y se quedó mirando el techo, regresó sus ojos a Jared—. Bueno, comprendo tu punto de vista. Sé que crees en el amor y esas cosas cursis… Pero mírame a mí, mis padres se divorciaron y ahora son felices con el dinero que se sacaron el uno al otro. —Se encogió de hombros.

—Olvidas a Dominic —susurró fríamente—. Tú eres un cínico, desvergonzado y llegas a altos estándares de irresponsabilidad…

—¡Rayos! Hablas como un viejo anticuado, de esos que no creían en el sexo fuera del matrimonio —protestó sirviéndose otro trago—. Que hubiera sido de ti sin mí… no hubieras disfrutado de tu adolescencia y mucho menos de la universidad… —sonrió con sorna—. ¿Qué acaso te olvidas que hasta hace un año y medio te despertabas con resaca y sin saber con quién te habías acostado, mucho menos dónde? —Soltó una risita—. Desde que tu padre te dio la empresa parece que te lavaron el cerebro —protestó enfurruñado.

—Eso no es cierto —replicó rodando los ojos y dejando su bebida a un lado.

—Pruébalo. —Entrecerró los ojos—. No tengo turno, vamos a bailar —propuso sonriendo.

—Tengo que trabajar —replicó negando con la cabeza. Anthony alzó una ceja y le lanzó una mirada acusadora. Jared bufó y decidió que la ventana tenía mucha mejor vista—. Eres un santurrón —burló. Su mejor amigo le observó con frialdad—. ¿El señorito educado tiene miedo que papi llame a regañarlo por llegar con resaca al trabajo?

—Idiota —protestó y Anthony empezó a atosigarlo, pero Jared salió con otro tema—. Eso explicaría por qué no hemos visto a Dom desde que George habló con Evangeline, creo que se lo dijo y ella se enfado mucho. Ella debe odiarme por algo de lo que ni siquiera tengo la culpa —suspiró.

—Yo también me enfadaría si mi padre quisiera arreglar mi vida —musitó mientras Jared volvía a coger su vaso y revolvía el contenido con la mano derecha y se apoyaba la mejilla en la izquierda, finalmente se tomó lo que quedaba y se levantó de la mesa—. Igual no me cambies de tema, vamos a bailar. —Se levantó, hizo un paso hacia atrás y dio un giro. Colocó un brazo en los hombros de Jared—. Lo que necesitas, querido amigo, es despejarte y no hay mejor forma de hacerlo que bailando…

—…Y emborrachándose hasta perder el conocimiento —añadió rodando los ojos y tratando de zafarse. Anthony lo sostuvo más fuerte.

—Beber o no, no es obligación —murmuró—. Aunque no sería mala idea considerando que has de querer olvidar aquel contrato espeluznante. —Le apretó el hombro—. Vamos, Jared, será divertido —aseguró.

—No dejaras de dar lata ¿verdad? —Anthony sonrío de medio lado, con la misma sonrisa que le daba a las chicas antes de invitarlas a su departamento.

—No.

Una hora después se habían cambiado de ropa e iban camino a camino a la pista de baile.

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1 Plumas:

Eli dijo...

¿Como has parado ahí? ¡Muero por saber que hará al final Jared! Menudo contrato, no me extraña que Evangeline no se lo tome bien... Pero no voy a negar que me atrae la idea, espero poder saber pronto que ocurrirá.

 

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