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miércoles, 5 de octubre de 2011

Capítulo 15: Vida de ¿familia?


Era uno de esos días en que el sol reinaba en el cielo, así que la mayoría de los niños se lo pasaban lanzando el balón mientras las niñas saltaban la cuerda al son de alguna canción.

—Oye, ¿estás bien? —interrogó el curioso infante. El pequeño se meneó inquieto al ver que el otro no se movía, se había hecho una bolita y no podía verle la cara ya que la tenía metida entre las rodillas y el cabello le tapaba la frente—. ¿Estás muerto? —musitó cogiéndolo por el hombro y le dio una sacudida. Dominic parpadeó confuso y le miró, que él recordara aquel niño no era parte del colegio. El extraño se tumbó a su lado despreocupadamente—. Qué susto me has dado, creí que te había pasado algo —sonrió—. ¿Cómo te llamas?

—Dominic —respondió.

—Necesitas que te corten el cabello —comentó haciendo un gesto con las manos como si fueran tijeras y riendo.

Dominic pensó que no tenía mucho derecho a decirle nada sobre su cabello porque el de él estaba casi igual, la diferencia yacía en que era liso y rubio, desde su punto de vista tenía un montón de espagueti en la cabeza. Los ojos eran de color castaño y el uniforme estaba lleno de tierra.

—¿Quién eres? —preguntó ya cansado de buscar en su memoria si lo conocía o no.

—Gregory Benoit, pero dime Greg porque no me gusta. Mamá me lo puso porque le prometió al abuelo que le pondría su nombre al primer hijo que tuviera, a veces pienso qué clase de nombre me hubiese puesto si hubiera nacido mujer, ¿crees que me habría llamado «Gregoria»? Creo que sí, la verdad agradezco haber nacido hombre porque «Gregoria» me parece horrible. ¿A ti te gusta tu nombre? Dominic me parece mucho mejor que el mío y.... — El infante se calló y se rascó la cabeza, se estaba haciendo un lio—. Ah, además voy en tu clase, me transfirieron hoy. Bueno, no hoy porque entonces no podría haber asistido a la clase ya que estarían haciendo los papeles apenas y… —El niño se quedó cavilando un momento mientras Dominic se sostenía la cabeza—. El punto es que a partir de hoy estudio aquí —murmuró con una sonrisa feliz.

—Hablas demasiado y muy rápido —balbuceó.

—Mi madre dice lo mismo —dijo pensativo tocándose la barbilla.

—Tiene razón —murmuró levantándose, se limpió el uniforme y empezó a caminar.

—Hey, ¿a dónde vas? —inquirió siguiéndolo.

—A clase, falta poco para que toquen el timbre —replicó en un suspiro.

—¿Y por qué no usar los últimos minutos jugando? —protestó jalándolo por el brazo al ver un par de niños jugando a las canicas.

—Ve a jugar tú —susurró al ver que se dirigía al grupo de Ben, algunos niños del grupo hablaban a susurros, lo cual fastidiaba bastante a Ben, que ya cansado de no saber lo que decía les quitó las canicas y las tiró lejos. Dominic apartó a Gregory, cuya mayor cualidad o defecto, dependiendo del lado que se viera, era ser demasiado persistente. Gregory olvidó el juego al ver lo que sucedió y se detuvo delante de Dom para detenerlo.

Dom dio un paso para pasar por su lado derecho y el niño lo bloqueó, intentó por el otro lado y volvió a bloquearlo.

—¿Por qué no juegas con los demás? ¿Haces trampa? ¿No sabes jugar? —interrogó curioso pasándole un brazo por los hombros—. Porque si ese es el caso, puedo enseñarte, la verdad es que es muy fácil, no entiendo cómo alguien no sabe jugar si es uno de los juegos más viejos, incluso mi papá jugaba, lo sé porque él fue quien me lo enseñó, y me dijo que mi abuelo se lo enseñó primero así que ¿te imaginas lo viejo que debe ser para que también mi abuelo lo jugara? —Dominic suspiró ya empezaba de nuevo a hablar demasiado.

Dominic sonrió, se zafó como pudo y echó correr. Gregory se quedó quieto, rió y lo siguió, tratando de pasarlo.

—A ver quién llega primero —exclamó sobrepasándolo. Dominic corrió mucho más rápido, ni siquiera al pasar la puerta para correr por los pasillos y llegar al salón de clases aminoró la marcha. Algunos niños que estaban adentro se pegaron a las paredes, una maestra está de más les gritó que no podían correr en los pasillos, pero no hicieron caso y continuaron con la carrera, finalmente se dejó caer cuando ya llegaba al salón y se deslizó hasta tocar la puerta, el sonido de la campana fue la bienvenida.

—¡Gané! —jadeó con una sonrisa triunfante. Gregory apoyó las manos en las rodillas, tratando de recuperar el aire. El cabello rubio le tapaba la cara, ya que estaba inclinado  hacia abajo, aun así podía ver a Dominic tirado en el suelo. Le estiró la mano para ayudarlo a levantarse, Dominic se la cogió.

—Ganaste con un poco de trampa, era una carrera y te deslizaste.

Dominic se rascó la cabeza avergonzado.


Jared abrió la puerta de la que era su casa desde hace un par de semanas, dejó la chaqueta a un lado y cuando se disponía a subir las escaleras escuchó:

—¡Hola, Jared! —saludó Dominic saliendo de la cocina con una alegre sonrisa. Jared se sorprendió un poco, generalmente Dominic no estaba cuando él llegaba, y eso significaba que Evangeline también había llegado. Ellos llegaban a las nueve, después de que Evangeline pasaba a recoger a Dominic en casa de Paloma, si es que no lo llevaban antes—. Mamá no tuvo clases en la universidad hoy, así que llegamos antes —comentó.

—Buenas noches —musitó Evangeline saliendo de la cocina, limpiándose las manos con un trapo. Jared la miró y la expresión de ella se hizo cautelosa, lo que sea que pensaba se escondió tras sus ojos.

—¿Vas a cenar con nosotros? —preguntó Dom cogiéndole la mano a Jared. Era difícil negarle algo a Dominic con aquellos ojos azules tan brillantes y la sonrisa esperanzada.

—Claro —contestó revolviéndole el cabello.

—Mamá hizo lasaña, Raúl se la enseñó y es muy rica —murmuró acompañándolo a la cocina dando saltitos.

—¿En serio? Pues vamos a probar —replicó.

Dominic se subió al asiento mientras  Evangeline servía.

—¿Quieres que te ayude con algo? —inquirió acercándosele a Evangeline.

—No, gracias —respondió tranquila y dejó los platos en la mesa.

Jared suspiró y se sentó, le gustaría que ella dijera algo más. Incluso que lo insultara sería algo nuevo. Desde la charla en el jardín las palabras que le dirigía eran pocas: buenos días, buenas tardes, buenas noches, adiós.

—En mi clase hay un niño nuevo, su nombre es Gregory, dice que es el nombre de su abuelo —dijo Dominic para acabar con el silencio—. Hicimos una carrera y le gané, aunque dijo que hice trampa porque me deslicé el último metro. Se cambió de lugar y ahora nos hacemos en la misma mesa.

Dominic continuó hablando mientras comía, Evangeline se limitaba a mirarlo con una sonrisa y Jared de vez en cuando soltaba algún comentario de sus días con Anthony.

Para Dominic aquello era lo más parecido a una cena en familia, usualmente cenaba con Raúl o Paloma, ya fuera en el restaurante o en el apartamento, aún cuando se cambiaron de casa. Paloma lo cuidaba mientras su madre estudiaba y cuando llegaba por él ya estaba demasiado tarde.

1 Plumas:

Eli dijo...

Oh, que tierna la escena de Dominic y Gre, me ha encantado.

Espero que la relación entre Jared y Evangeline se vaya apaciguando y ella decida darle una oportunidad, ha sido bonito imaginarlos cenando.

Hasta el miércoles!!

 

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