David entró al departamento y lanzó la chaqueta a un lado, la organizaría después, estaba demasiado cansado. Él y Christopher por fin estaban trabajando juntos para encontrar a Catherine, era bastante difícil considerando que desde aquel día todo rastro de ella desapareció.
—¿Por qué tan feliz? —preguntó al ver a Jonathan con una sonrisa de oreja a oreja.
—Nada. Nada —contestó como si fuera a cantar una canción. Tenía la impresión de que en cualquier momento su amigo empezaría a saltar y bailar—. David, te volveré ayudar con los demonios. Lo necesitas ahora que están buscando en serio.
Asintió confundido, últimamente Jonathan estuvo siguiendo a Mailen y presionándola para que dejara a Alejandro, probablemente por fin lo hubiera conseguido.
—Aunque…
—¿Qué? —inquirió David al verlo dudoso.
El chico de cabello miel negó con la cabeza y se alejó por el pasillo. Dejando a su amigo completamente confundido y sin saber muy bien qué hacer, a veces ya no reconocía a Jonathan.
Mailen iba caminando con la mirada baja, a su lado Aranel. Estaban en un centro comercial, cada uno con una bebida en la mano. Su amiga terminó de hablar sobre que estaba cansada y terminó su relación con Alejandro.
—Me parece lo mejor que pudiste hacer —dijo con total sinceridad dando un sorbo a su malteada de chocolate.
—Pero se veía molesto —comentó ella—. Incluso me amenazó, me da un poco de miedo —susurró.
—No te hará nada, si lo intentara Jonathan no lo dejaría. —Mailen, que en aquel momento estaba bebiendo, se atrancó y empezó a toser sin control. Aranel preocupada le dio palmaditas en la espalda y luego soltó una risotada—. Lo sabía —musitó riendo.
—¡¡No sé de qué hablas!! Jonathan no se metería, no tiene por qué —protestó con la cara roja y negando con la cabeza como si no hubiera mañana.
—No te hagas la tonta, estuviste saliendo con él e incluso llegó a besarte. —Mailen soltó una risita histeria y sus mejillas se encendieron aún más—. ¡Entonces es cierto! —acusó—. ¡Te besó!
—No digas tonterías —replicó avergonzada. No sabía por qué Aranel últimamente estaba tan feliz, pero la verdad no hacía más que burlarse con descaro de ella. Su amiga le lanzó una mirada que claramente decía «No te creo nada, así que acéptalo». Dejó escapar un suspiro resignado—. Me besó, pero no significa nada. Él viaja por el mundo, quien sabe con cuantas chicas ha estado…
—Mailen, deja de ser ridícula. Hasta yo, una completa antisocial, he notado que no es esa clase de chico y que se muere por ti —reprochó terminado su bebida y tirando el vaso de plástico a un contenedor—. Pero, la pregunta del millón es: ¿Lo quieres o sólo te gusta? Tómate tu tiempo para responder a eso —musitó antes de irse dejándola con la boca abierta.
No entendía cómo de repente Aranel le estaba dando consejos, mucho menos románticos considerando que ella no se enamoró… bueno eso creía, la conoció cuando empezó a vivir con su primo. Era alguien difícil de tratar, considerando que no le agradaba mucho la gente.
Llegó a su edificio, luego de haber estado en la mañana con Mailen, tuvo que ir a la cafetería y no pudo irse si no hasta una hora después de que su turno había terminado, porque el local estaba lleno.
—Disculpe —balbuceó cuando chocó contra alguien al subir las escaleras. Su pie resbaló del escalón, pero un tirón en su mano detuvo la caída, por la fuerza se golpeó contra el pecho. Frunció el ceño al alzar la mirada y encontrarse con David. Definitivamente odio el momento en que supo que el ascensor estaba en mantenimiento, aún más cuando descubrió que sus rostros estaban muy cerca.
David la miró y como sí una fuerza lo empujara la besó. Aranel no se movió, abrió los ojos con asombro y lo observó desconcertada. Se quedaron así unos segundos, tal vez minutos, quietos y con sus labios tocándose.
Sin poder evitarlo al chico se le pasó por la cabeza la imagen de una chica de ojos melados que había conocido hace tiempo. Recordó la mirada asombrada y la bofetada que le había dado luego de que la besó. Se separó de inmediato.
Mientras que a ella, se le pasó el fugaz recuerdo de unos ojos azules, como el cielo, un abrazo protector y la sonrisa arrogante.
—Lo siento —susurró y bajó las escaleras lo más rápido que pudo.
Emitió un quejido casi inaudible cuando fue golpeado contra la pared. Christopher estaba frente a él y por la mirada de furia que tenía dejaba en claro que lo había visto todo.
—¡¿Qué no te quedó claro que no te quiero cerca de Aranel?! —exclamó con furia.
—¿Por qué?
—No quiero que vuelvas a arrebatarme a mi hermana —replicó con ira.
—¡Ella no es tu hermana! —gritó intentando zafarse desesperadamente. Lo tenía sujeto por el cuello de la camisa y empezaba a faltarle el aire, pero su primo parecía poseído por la rabia.
—¿Qué quieres con ella? —preguntó aflojando el agarre lo suficiente para que respirara. David tomó una enorme bocanada de aire y lo miró con el ceño fruncido.
—Nada. Ella no me interesa. Sólo la besé porque… no sé ni por qué la besé, Christopher —musitó resignado.
—Te conozco lo suficiente y no te quiero cerca de ella —gruñó soltándolo—. Si intentas algo más juró que no tendré piedad, puedes ser mi primo, pero ella es como mi hermanita.
—Maldición, Christopher. Entiéndelo de una maldita vez, si quieres tener a tu hermana de vuelta debes ayudarme, no intentes reemplazarla.
—¡No la reemplazó! La estoy protegiendo —aseguró soltándolo por completo.
—¿Por qué lo haces? ¿Por qué se le parece? ¿En verdad, la proteges por quién es? —David hizo una larga pausa, quería que su primo lo asimilara—. No pudiste proteger a Catherine, así que intentas protegerla a ella, porque se le parece. Acéptalo de una vez —murmuró con mordacidad antes de irse rumbo a la calle, sentía presencias malignas y debía encargarse de ellas antes de que estuvieran demasiado cerca.
1 Plumas:
uuu esto se esta poniendo interesante!!estoy deseando leer mas =D
1Bsoo
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