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miércoles, 12 de enero de 2011

Capítulo 17: Dilemas y persecuciones

Entró al departamento y dejó las llaves a un lado, estaba agotado. Las bestias cada vez se hacían más fuertes y eran más, alguien las controlaba y hasta ahora no había podido averiguar quién estaba tras todo eso, debía ser alguien poderoso, lo cual sólo le complicaba detectarlo. Además desde el día en que habló con Erika no volvió a sentir la presencia de Catherine, era como si hubiera desaparecido por arte de magia.

Se tiró en el sofá, se encontraba frustrado por eso, no sabía qué haría, sin rastros de ella no había como encontrarla.

—¿Cansado? —preguntó una voz cantarina desde el pasillo.

—Cierra la boca, Jonathan —masculló con enfado.

—Alguien está de muy mal humor —continuó.

—Y tú exageradamente feliz. ¿Qué? ¿Acaso alejaste a Mailen de su novio? —interrogó.

—No, aún no —contestó empezando a curarle las heridas más graves. David cerró los ojos, tenía la esperanza de que con eso su amigo se callara y lo dejara dormir.

Y así fue, como Jonathan lo creyó dormido, tanto por el hecho de curarle las heridas como por lo cansado que se encontraban después de la batalla, se quedó en silencio y luego de un rato desapareció, tenía cosas que hacer. David aprovechó aquello y se puso a meditar sobre todo lo que había pasado en los últimos días, las bestias, la pequeña Erika y Catherine…



—¿No tienes nada mejor que hacer? —protestó Mailen harta de que Jonathan la siguiera. Él pareció pensarlo por un momento.

—No —respondió finalmente con una sonrisa de oreja a oreja. La chica lo fulminó con la mirada al escucharlo, al principio le pareció un chico callado, siempre lo veía tras su hermano como si fuera su sombra, pero desde la semana pasada comenzó a seguirla a todos lados, cuando salía con Alejandro a algún lugar casualmente se lo encontraba. Él sonreía y tenía la impresión de que en realidad estaba ahí por ella.

Se había acercado a ella lentamente al principio, tanteando el terreno, ahora la seguía con descaro a donde iba.

—¡¡Eres un pesado!! —exclamó parándose frente a él con enfado.

—Gracias —dijo con simpleza y le dio un tironcito para que continuara caminado. Mailen lo observó con fastidio y lo siguió—. Ya que no sabes a donde ir, mejor te invito al cine.

—¿Estás loco? —inquirió enarcando una ceja y cruzándose de brazos—. Además ¿quién te dijo que no sé a dónde voy?

Jonathan soltó una carcajada y le dio otro jalón. Mailen al darse cuenta de que no tenía caso hacerle entender lo siguió.



Se quitó el delantal y se recostó en la barra, estos días estuvo haciendo horas extras por petición de su jefe y estaba agotada.

—Sírveme un café —pidió al chico que atendía la barra.

—Sírvetelo tú —contestó dejando el trapo a un lado—. Además eres empleada no cliente.

—Lo pagaré, idiota —replicó altanera empezando a enfadarse. Él se encogió de hombros, no haría lo que ella quería—. No me digas que sigues molesto porque no quise salir contigo —murmuró con una media sonrisa.

—No te creas, Aranel, no eres tan bonita, incluso es más guapa esa chica que siempre está contigo, además de agradable —terció con enfado, pero tenía la cara roja de vergüenza.

Finalmente se encogió de hombros, vio el reloj y se fue, había acabado su turno.



El silencio del departamento la sorprendió, Christopher ya debía estar ahí. Caminó hasta el final del pasillo y abrió la puerta. Su amigo estaba sentando en el borde de la ventana con expresión ausente.

—Hey, ¿qué te pasa? —Christopher se movió lentamente y fijó su vista en ella, luego en el objeto que tenía en su mano, negó con la cabeza.

—Nada, estoy bien —musitó al ver la confusión en Aranel.

—Podrías caerte —reprochó. Él esbozó una pequeña sonrisa y posó sus pies en el suelo de nuevo.

—Será mejor que prepare la cena —murmuró saliendo de la habitación.

—No seas tonto, no tengo hambre y no estás bien. ¿Estás enfermo?

—No puedo enfermarme, Nel —contestó soltando una risa irónica. Como si en verdad le molestara no poder hacerlo.

Nunca se había preguntado por qué su amigo no se enfermaba y, a pesar de saber que él no le diría nada, quiso preguntar, mas se detuvo y prefirió quedarse quieta, si Christopher no le había dicho nada debía ser por algo. Frunció su ceño y fue a encerrarse a su habitación.



—¿Ves que salir conmigo no es tan malo? —dijo Jonathan riendo.

—Tonterías —replicó haciéndose la ofendida, pero la verdad era que incluso la había pasado mejor que cuando estaba con Alejandro.

Bajó la mirada ante ese pensamiento, Alejandro siempre que estaba con ella parecía pensar en otra cosa y no hablaban mucho, incluso un día se había ido dejándola sola y sin darle explicaciones. A veces no entendía por qué estaba con él si la trataba de esa manera.

—¿Por qué estás con mi hermano? —interrogó deteniéndose.

—Es mi amigo, el único que he tenido. David puede ser idiota y terco, pero es buen amigo, sé que ha estado ignorando a su familia y al hacer eso ha hecho daño, pero no lo culpó ya que sé por qué lo hace.

—¿Sabes lo que busca? —preguntó incrédula.

—Así que sabes que busca algo, pero no sabes qué —dijo pensativo—. Pues… no puedo decírtelo —musitó luego quedarse callado un rato.

—¡Creí que me lo dirías! —protestó enfadada—. Luego de esa pausa, tonto.

—Eres tierna cuando te enfadas —exclamó riendo. Mailen hizo un puchero y se cruzó de brazos en una rabieta infantil—. Vamos, aún puedo comprarte un helado —susurró dándole empujoncitos para que se moviera, al ver que no funcionaba le cogió la mano.

Rodó los ojos y lo siguió, sentía un cosquilleo en el estómago y no pudo evitar sonreír.



Erika daba vueltas en su cama como un gato enjaulado. Hacía mucho tiempo su hermano le había dicho toda la verdad. Sabía quiénes eran cada uno de los que la rodeaban, incluyendo a Alejandro, que estaba conectado a ella por medio de Mailen, por eso podía sentir como sus poderes iban en aumento y comenzaba a desesperarse, si seguía así acabaría descubriendo quien era Catherine e iría por ella y también por David.

El idiota de Christopher no podría defenderse, era ángel, pero estaba débil por haber abandonado el cielo. Era el precio que tenía que pagar por permanecer lejos, aunque siempre estuvo en la tierra, mas cuando no sabía lo que era en realidad.

—Ay, hermano, ¿cómo protegerlos? —balbuceó antes de caer profundamente dormida.

1 Plumas:

tres de tres dijo...

q mono es Jonathan es muy tierno cuando esta con Mailen, me encanta ¡n la pareja q hacen =)
espero el siguiente capitulo ;)
1Bsoo

 

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