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miércoles, 2 de noviembre de 2011

Capítulo 19: Travieso tiempo


Gregory se pegó a la pared, se asomó a la esquina. Un carro pasó, así que se abalanzó sobre Dominic, que caminaba tranquilamente por la calle desierta, ambos rodaron por el suelo hasta quedar ocultos por un basurero.

—Eso estuvo muy cerca —murmuró Greg con su voz de súper espía. Dominic se sobó la cabeza, se había golpeado con el basurero—. Tendremos que tener más cuidado o podrían descubrirnos —musitó muy bajo. Dominic rodó los ojos, se sacudió la ropa y se levantó, empezó a caminar como si nada por la acera—. ¡Dom, ¿qué acaso estás loco?! Nos descubrirán —protestó jalándolo para que se pegara a las paredes como él estaba haciendo. Miró para todos lados, fijándose en que nadie los estuviese siguiendo.

Un perro, que llevaba un buen rato emitiendo gemiditos tristes  mientras veía a los niños, se salió del jardín de sus dueños, fue tras los niños y empezó a ladrar.

—¡Oh, no! Nos han descubierto ¡Retirada! —exclamó Gregory muy alto y le agarró la mano para correr.
El cachorro creyó que estaban jugando, así que corrió tras ellos.

—¡Vete a casa! —espetó Dominic deteniéndose. Gregory siguió jalándolo. El cachorro ladró de nuevo a modo de protesta, se movió a un lado y a otro, invitándolos a jugar—.  ¡Vete! —repitió, el perro bajó la cola y dio media vuelta, a medio camino volvió la cabeza y agachó las orejas. Dominic se cruzó de brazos y el perro corrió a su casa de nuevo.

—Hubieras dejado que nos persiguiera, era más divertido creer que los perros de nuestros enemigos nos seguía —refunfuñó Gregory cruzándose de brazos. Dominic negó con la cabeza y siguió caminando.

—No importa, igual ya llegamos —replicó mirando a través de las rejas.

Al no ver a ninguno de los jardineros o vigilantes, se escurrió entre los barrotes.

—Parece una cárcel muy sofisticada —comentó Gregory siguiéndolo—. Yo no podría vivir en un lugar así. Mamá quería comprar una casa en este barrio, pero entonces yo le dije que no quería, le hice una pataleta y hablé con papá, ambos se pasaron un buen rato hablando en la oficina de mi padre mientras yo jugaba a matar aliens, aunque si escuché un par de cosas y… —Dom le tapó la boca al ver uno de los vigilantes, de igual forma no sirvió de mucho, porque Gregory siguió hablando, aunque sus palabras no eran más que balbuceos incomprensibles.


Evangeline miraba el cielo mientras Paloma tocaba la guitarra, la música de ella siempre la envolvía en una nube de ensueño, la tonada era suave y de repente tomaba fuerza para volver a caer, pero casi siempre terminaba con un «sol» como se supone que terminaba la vida, recordando los días sencillos, al menos eso era lo que pensaba Paloma.

—¿Dónde está Dominic? —interrogó Paloma apareciéndose frente a ella. Evangeline parpadeó confusa, preguntándose desde hace cuanto su amiga estaba allí.

—En la fiesta de un amiguito —contestó revolviendo la poca gaseosa que quedaba en su vaso—. Voy a recogerlo en un rato y luego iremos al parque —balbuceó.

—¿Te pasa algo? Te ves desanimada y cansada ¿hace cuánto que no duermes? —preguntó cogiéndola por las mejilla y mirándole los ojos demasiado fijo.

Evangeline trató de rehuirle la mirada, pero era demasiado difícil.

—Siempre te pasa en esta fecha ¿por qué? —Evangeline se quedó callada y su mirada se tornó un tanto oscura y triste. Hizo una mueca al sentir el celular vibrar, pero lo agradeció porque al menos tenía una excusa para evadir a Paloma—.  Hola… ¿Qué Dominic qué? —exclamó atónita y se levantó como si la hubieran pinchado, pero palideció en un instante y estuvo a punto de caerse al suelo.

—¿Qué pasa? —inquirió al ver que ella se tapaba la cara con una mano mientras la otra sostenía el celular, pero le temblaba.


Anthony le lanzaba papelitos a Jared mientras la persona que estaba al otro lado del celular le hablaba, Jared lo fulminó con la mirada cuando el sexto papelito le golpeó la frente.

—Infantil —reprochó enfadado y volvió a agachar la mirada para seguir escribiendo. Otro papelito—. ¿No tienes nada más que hacer que no dejarme trabajar? —preguntó irritado. Como respuesta recibió otro papelito. Cogió las bolitas que su amigo le había lanzado previamente y se las tiró.

—¿Qué están haciendo? —interrogó una voz que les congeló el alma a ambos. Jared miró la puerta muy despacio, al ver a las dos personas que estaban en la puerta sintió que el alma se le salía del cuerpo.
—¡Tio Jared! —gritó su sobrino muy feliz.

—¿Suzanne? ¡Se supone que estabas de viaje! —protestó Jared mientras su sobrino le jalaba el pantalón, demasiado inquieto, como era natural en él.

—Estaba, pero en vista de qué no me has contestado ni tampoco a papá y que me han llegado ciertos rumores… decidí venir a verte —contestó impasible—. Hola, Anthony —saludó.

—¿Ni una sonrisa? —preguntó riendo y se acercó a ella  para abrazarla, la hermana de Jared le devolvió el abrazo y le regaló una pequeñísima sonrisa.

—Eso es solo contigo —murmuró el niño que por fin había conseguido su cometido y Jared lo tenía cargado—. Con mi papá siempre sonríe mucho. —El pequeño pegó un gritó cuando Jared lo cogió como un costal.

—¡Jared! Ten cuidado podría caerse... —renegó acercándose a su hermano y cogió al niño—. Luc, ve con Anthony, él te comprará un helado mientras yo hablo con tu tío.

Al pequeño le brillaron los ojos al escuchar y salió disparado hacia la puerta.

—¡Muévete! —exclamó el niño.

—No lo pierdas de vista —ordenó Suzanne. Anthony enarcó una ceja, incrédulo del descaro de ella, no sabía desde cuando se había apuntado para ser niñero, mucho menos de Luc—. ¡Anda, ya se ha subido al ascensor! —proclamó señalándole el camino. Anthony dio media vuelta, mascullando algo y se fue tras el niño, que por experiencia propia sabía era una pesadilla—. ¿Cómo es eso de que te has casado? —inquirió apenas Anthony cerró la puerta de la oficina.

Jared suspiró, ya se lo temía.

—Me he casado, su nombre es Evangeline, tiene un hijo y eso es todo —murmuró jugando con una pelota anti estrés que le había regalado Anthony cuando su padre se fue de viaje, dejándolo al mando.

—Ya  ¿desde cuándo, si es que se puede saber, tenías novia? Solo me fui dos meses. ¿Me vas a decir que en esos dos mese te conseguiste una esposa?

—Sí —respondió sencillamente.

—¿Qué hiciste, Jared? Sé que no eres lo suficiente tonto o iluso como para meterte con una chica que apenas conoces sin una buena razón —masculló cruzando los brazos

—Eso era lo que hacía mamá cuando quería sacarnos algo, en ti no funciona —bufó haciendo lo mismo. Empezó a caminar hacia la salida para escapar de su hermana.

Suzanne le agarró la oreja, aunque él era más alto, se la empezó a jalar. Jared trató de soltarse, pero era imposible porque empezó a jalarla más fuerte, odiaba cuando su hermana hacía eso.

—Suzanne, ya no soy un niño —protestó indignado,  pero ni así lo soltó.


—¿André, estás enfadado? —preguntó Dominic tratando de mirarlo a través del espacio de los asientos. André había subido a ambos niños al auto sin que nadie los viera, después de haberlos pillado en el jardín y ayudarlos a colarse en la oficina de George, trató de sonsacarles que era aquello que tanto querían, pero solo logró saber que se habían escapado.

—¿Por casi provocarle un infarto tu madre y a la de tu amigo? Qué va.  Los que deben estar enfadados son sus padres —replicó encogiéndose de hombros mientras conducía—. Siéntate y abróchate el cinturón —riñó.

—Nosotros ya le explicamos que estábamos en un plan súper secreto y no podemos revelar nada de nuestra misión súper secreta —murmuró Gregory mirando a los lados como si los estuviesen acechando. André esbozó una sonrisa mientras Dominic negaba con la cabeza, Gregory era tan teatrero—. Nuestros enemigos podrían haber puesto micrófonos o usted puede ser uno encubierto.

—Eso no va a salvarlos del castigo —reprendió. Ambos niños se encogieron de hombros. Gregory estaba casi seguro de que probablemente sus padres no se había dado cuenta de su desaparición y lo de Dominic no se habría sabido si André no hubiese llamado a Evangeline luego de completar la misión.

De igual forma lo importante era que el sobre que Dominic necesitaba estaba guardado en su pantalón esperando a ser leído en la noche, aunque no fuera muy bueno leyendo, cuando su madre estuviera dormida y no hubiera moros en la costa.

André se encargaría de llevar a Greg a su casa y luego a Dominic al restaurante de Raúl, donde Paloma y  Evangeline ya estaban esperando. Tal vez cuando le avisó a Evangeline no debió empezar con aquel tono bromista para calmarla, lo más posible es que se pusiera más nerviosa de lo necesario. A los niños no les llegó a pasar nada, lo que había sido una suerte, pero estaba seguro que Dominic se sentiría mal al ver a su madre y dejaría de hacer aquellas escapadas que tan nerviosos ponían a todos.

1 Plumas:

Eli dijo...

Oh, me ha encantado la presencia de la hermana de Jared, es un nuevo personaje que nos muestra más sobre el pasado de nuestro protagonista.

La aventura de los dos pequeñajos ha sido divertida a la par que misteriosa, espero el siguiente capi para saber más.

Un beso

 

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