Para una correcta visualización de las letras, te recomiendo instalar esta fuente.

Para ver mi otro blog, mis proyectos y divagues AQUI
Para hacer cualquier otra pregunta AQUI

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Capítulo 12: Acepto


Jared no era una persona impaciente, eso fue lo que le permitió pasar los días pasados con tranquilidad relativa, pasó la mayoría del tiempo haciendo lo que siempre hacía: salir con Anthony, ir al trabajo y dejarse arrastrar a alguna pista de baile y emborracharse, eso sin mencionar molestar a Anthony con aquella chica que ya lo había traicionado una vez y tarde o temprano lo volvería a hacer.

—Te deseo suerte —musitó su amigo con los ojos cerrados y expresión aburrida—. Apuesto a que te rebanará el cuello en la noche de bodas. ¿Ya escribiste tu testamento? Porque la verdad es que quiero tu viejo balón de futbol.

—Cierra la boca y no me animes tanto —contestó frotándose las sienes.
Anthony abrió los ojos y sonrío, le dio una palmadita de ánimo.

—Aún puedes arrepentirte —murmuró—. Nada está decidido hasta que digas acepto.

En ese momento se encontraban reunidas personas que no conocía y dudaba mucho que Evangeline lo hiciera, ella ni siquiera había estado en la ciudad, sabía muy bien que no quería eso y no le extrañaba.

La música comenzó a tocar, volteó hasta la puerta, envuelta en un vestido blanco estaba su futura esposa agarrada del brazo de su padre, caminando a tropezones. Ella llegó a su lado sin siquiera mirarlo, se acomodó junto a él y se mantuvo quieta mientras George iba a sentarse en la primera fila.

El sacerdote empezó a decir las palabras ceremoniales y cuando llegó al «acepto» Anthony le lanzó una de esas miradas de «huye, yo me encargo de distraerlos». Se quedó callado un rato antes de decirlo finalmente. Evangeline ni siquiera dudo, lo que se hizo fue mirar de refilón a George. Se preguntaba cómo hizo George para convencerla.

—Si hay alguien que se oponga que hable ahora o calle para siempre —dijo el sacerdote dirigiéndose a la multitud.

Anthony abrió la boca, Jared le lanzó una mirada para que callara lo que iba a decir, pero no contuvo la sonrisa burlona.

Cuando dijeron «puede besar a la novia» le dio un beso corto y casto, carente de sentimiento.

—Sonríe —susurró a su oído cuando los aplausos se escucharon.

—Odio las mentiras —replicó ella de inmediato y dio un paso adelante para irse.

—Pasemos al salón por favor —pidió George haciendo señas. La multitud obedeció y siguió—. Más vale que te comportes, Evangeline —ordenó fulminándola con la mirada y puso su mano sobre la de ella apretándola. Ella no hizo ninguna mueca a pesar de que le dolía, todo lo contrario, se mantuvo firme y fría ante él.

Su padre siempre estaba intentando controlar su vida, su carácter, diciéndole qué hacer. Hasta hacia unos años logró detenerlo, pero ahora de nuevo estaba a su merced.

—No tengo por qué hacerlo, he cumplido mi palabra. Ya finjo un matrimonio que no quiero, no venía en el paquete fingir ser feliz —replicó fríamente y sintió como le apretaba más el hombro—.¿Dónde está…? —preguntó, pero su padre le hizo un gesto para que se callara y se fue.

Jared, sin saber por qué, sintió un pinchazo en el estómago. Algo estaba mal ahí.

Evangeline no esperó a que le dijera algo, se fue tras su padre.

«Va a ser un largo camino» pensó mientras veía la chica marcharse.


Evangeline no había charlado con casi nadie de la fiesta, solo con Paloma que andaba por ahí de la mano de Raúl, era la primera vez que la veía con ropa que no era de gitana. Las personas empezaban a  murmurar por qué los novios no estaban juntos, le lanzaban miradas sospechosas y a él no le quedaba de otra que concentrarse en Anthony, que no hacía más que burlarse de él.

George se acercó, a su lado venía André con Dominic dormido en sus brazos. Jared se quedó un tanto chocado, imaginaba que el pequeño estaba con alguna niñera porque no lo había visto en todo la ceremonia. Se sorprendió aún más cuando Evangeline se acercó a paso rápido y nervioso, arrebató al niño de las manos de André y lo revisó casi histérica.

—¿Qué le hiciste? —interrogó con pánico en su voz.

—No le he hecho nada, se ha quedado dormido —respondió George. Ordenó a André que se fuera y Jared siguió mirándolos confundido.

—¿Por qué no cierras la boca? ¿Qué ahora vas a venir con el teatrito de que no sabías nada? —dijo Evangeline fulminándolo con la mirada—. Porque la verdad yo he estado pensado que fuiste tú quien le ayudó a secuestrar a Dominic.

—¿Fue así como te convenció? —masculló confuso—. ¿Secuestraste a Dominic? —interrogó mirando a George. Él simplemente lo miró como si fuera un pobre niño perdido—. Eso no iba en el trato, George.

—El trato era que te casabas con mi hija y punto, los recursos que yo usara para convencerla no eran de tu incumbencia —replicó tranquilamente. Dio media vuelta y se fue.

—Evangeline, no sabía nada de esto —renegó mirando al infante.

—Sí, claro —contestó rodando los ojos—. Dominic,  despierta —musitó acariciándole la mejilla con cariño. El niño tardó en abrir los parpados, se frotó los ojos con torpeza. Se fijó en la persona que lo cargaba y se abrazó a su cuello cuando reaccionó.

—¿Nos vamos a casa, mami? Te extrañe un montón —balbuceó y parecía que la estrangularía por la fuerza con que la abrazaba. Evangeline lo calló frotándole la espalda mientras el pequeño se acomodaba en su cuello para seguir durmiendo. Se lo llevó con Paloma. Jared iba a seguirlos, pero la mirada que ella le dio era una muerte segura. Las vio perderse por una puerta, Evangeline regresó sola al rato.

—No te dejes envenenar la mente por George, porque no pienso alejarme de Dominic ¿entendiste?  —Asintió, porque estaba anonado ya que ella se había acercado.


—Creo que es momento de irnos —dijo a su oído y ella asintió, se dirigió a las habitaciones para cambiarse y al regresar el vestido de la boda había sido reemplazado por uno más corto de color azul que realzaba sus ojos. Traía a Dominic en brazos y no supo por qué le daba la impresión de que no podía con él.

—Tu padre me dijo que las maletas están en el auto. —Ella asintió y continúo el camino—. ¿Quieres que te ayude? —interrogó mirando al niño, pero Evangeline lo abrazó más fuerte—. No soy tu padre, Evangeline. Nunca se me pasó por la cabeza que él pudiera hacer algo así. No tuve nada que ver —suspiró. Estiró los brazos para coger a Dominic.

Ella se mordió el labio inferior con nerviosismo y deslizó su mano por la espalda del pequeño para entregárselo.


El camino en la limusina fue en silencio y corto, Evangeline se limitaba a mirar el niño en absoluto silencio, acariciándole el cabello distraídamente.

Ella dio un suspiro resignado cuando el auto se detuvo frente a la casa, había sido un regalo de George. El chofer se encargaría de las maletas por lo que siguió a Jared por los pasillos desiertos hasta una habitación de invitados donde dejó al niño en la cama y se encargó de taparlo bien con las cobijas.

—Eh… —La observó indeciso, rascándose la nuca.

—Yo me quedo aquí —dijo ella. Hizo un vago gesto de asentimiento y se fue.


1 Plumas:

Eli dijo...

¿¡Secuestrar a Dominic!? No sé por qué me sorprende, supongo que ha sido más efectivo que apuntar a Evangeline con una pistola... Me alegro de que ella empiece a confiar un poco en Jared, él sólo la salvó de otro matrimonio más desarfortunado.

Obviamente ya quiero saber como va a ser la vida de casados y como reacciona Dominic al saber que tiene un papá.

Un beso y hasta el miércoles.

 

Template para blogger por May Abiatti para Plumas Azules