—No —negó Evangeline enjuagando
los platos. Jared emitió un suspiro frustrado y continuó secando los que ella
terminaba de lavar.
—No puedes estar huyendo siempre
de él —replicó—. Además estaré contigo.
Evangeline volteó a mirarlo con
los brazos cruzados, apoyándose en el mesón de la cocina, dirigiéndole aquella
mirada de «No me
digas» que
descubrió le lanzaba a Raúl bastante a menudo. Jared sonrió y le metió un
mechón de cabello detrás de la oreja, la desarreglada coleta muy pronto se soltaría.
Lin arrugó la nariz y comenzó a meter los platos en la alacena.
—No iré —declaró ignorando el
tamborileo impaciente de Jared ante su actitud. Evangeline esbozó una sonrisa
descarada y salió de la cocina con la frente bien alta. Jared rodó los ojos.
—Creí que enfrentabas todo lo que
te venía por delante —musitó siguiéndola.
—No cuando se trata de George, lo
evito todo lo posible. Es peor que un dolor de muelas —farfulló haciendo una
mueca. Aquello no era la verdadera razón, la verdad era que sentía un insano
dolor en el pecho y el estómago se le revolvía de solo pensar en estar en esa
fiesta, pero eso Jared no tenía que saberlo. Evangeline empezó a subir las
escaleras, con la intención de ir a la habitación de Dominic.
—Estás siendo completamente
infantil —protestó cogiéndola por la cintura. Evangeline se retorció, lo
fulminó con la mirada y le dio un pisotón cuando no la soltó. Jared la agarró
más fuerte—. Quédate quieta ¿no has escuchado de los accidentes de escaleras?
—No iré. No me importa lo que
digas ni lo que pienses —masculló intentando zafarse. Bufó al no obtener los
resultados deseados—. No voy a pasarme una noche entera entre un montón de
viejos que solo hablan de dinero, estadísticas y más dinero —habló medio
alzando la voz.
—¿Mami? —inquirió Dominic
apoyándose en la barandilla, parpadeó confundido y apretó al Sr. Orejas contra
sí, preguntándose si debía estar preocupado o no. Llevaba un pijama de naves
especiales y estaba descalzo—. ¿Qué están haciendo?
—Solo estamos hablando —dijo
dándole un empujón a Jared, esta vez él no se resistió, subió las escaleras de
dos en dos ganándole a Evangeline.
—Ah… —balbuceó Dominic como si no
les creyera, pero tampoco supiera que decir.
—¿Quieres quedarte en casa de
Suzanne mañana mientras vamos a una fiesta en casa de George? —interrogó
cogiéndole la mano para llevarlo de nuevo a su habitación. Dom pegó un saltó emocionado,
con los ojos muy abiertos y una sonrisa de oreja a oreja. Evangeline lo fulminó
con la mirada, Jared respondió con una sonrisa burlona y llena de petulancia—.
Podrías mostrarle a Luc las fotos de tu actuación —comentó aguantándose la risa
al ver a Evangeline de reojo. Lin golpeó el piso con el talón como si fuera una
niña que se negaba a irse del parque. Ella iba a saltarle encima e intentar
cortarle la cabeza cuando entrara a la habitación que ambos compartían.
—No voy a dejarte sola —prometió
antes de entrar. Lin suspiró al sentir su mano en la parte baja de la espalda,
lo vellos del cuello se le erizaron, pero su estómago se retorció al dar un
paso adelante. Se obligó a caminar a paso lento al lado de Jared, con aquellos
tacones que odiaba ponerse, muchos más desde que trabajaba para Jared y no se
sentía obligada a colocárselos.
El primer día fue bastante raro,
sobre todo porque los otros empleados la reconocieron, el rumor de que el
presidente fue cacheteado en medio de una reunión incluyó una foto proveniente
de las cámaras de vigilancia del pasillo. Todos cuchichearon y la miraron con
curiosidad, Jared se deshizo de ellos mostrándoles las manos unidas con el
anillo reluciendo en su dedo, la presentó con la jefa de la sección de recursos
humanos, le dio un beso rápido y desapareció hasta el almuerzo. Todos se
hubieran abalanzado sobre ella si no fuera por la mirada fulminante de su jefa.
—Me alegra que hayan venido
—declaró George como buen anfitrión, estrechó la mano de Jared e hizo una
ligera inclinación de cabeza a Evangeline. Los llevó a que saludaran el resto
de los invitados y presentó a Jared como su yerno.
Evangeline empezó a impacientarse
después de una hora de mantener la sonrisa fingida. Los intentos de Jared por relajarla
fueron en vano, quería salir corriendo.
—Vámonos —pidió inquieta. Jared
asintió y se dirigió a la salida. Evangeline dejó de respirar antes de llegar a
la puerta. Gustave estaba ahí, no podía creer que se atreviera a cruzar aquella
puerta después de haberla abandonado, aunque era mucho peor pensar que George
lo hubiera invitado, buscó a su padre entre los invitados, sus ojos se cruzaron
y ella dirigió la mirada a Gustave. George frunció el ceño, en cuestión de
segundos su padre estaba a su lado con André—. ¿Qué pasa? —susurró Jared en su
oído al ver que no se movía.
—Dom —respondió simplemente.
Evangeline apretó los labios y
negó con la cabeza en dirección a Gustave.
Él estaba agarrado del brazo de
una rubia que no hacía más que jalarlo, parecía más viejo de lo que debería, su
cabello rubio estaba amenazado con canas prematuras, los ojos tan oscuros
parecían un agujero negro. Agradecía profundamente que Dominic no hubiera
sacado ningún rasgo de él, mucho menos los ojos que estaban llenos de resentimiento,
avaricia y odio. George se encargó de que Gustave entregara la custodia incluso
antes de haber visto al niño, cuando lo hizo pareció aceptarlo mucho mejor al
ver que tenía los ojos tan azules como él. La aceptación de George no era algo
que la desvelara, pero ahora parecía un punto clave en su vida y la de su hijo.
Jared la rodeó con un brazo
completamente y caminó tranquilo hasta la puerta.
—¿Cómo está mi hijo? ¿Don…? —preguntó
Gustave entre dientes, tanteando porque no recordaba el nombre del niño, cuando
pasaron por su lado. Evangeline estuvo a punto de voltear y recordarle que era
solo suyo, pero Jared no la dejó, volteó él mismo y fulminó con la mirada a
Gustave antes de decir:
—Es mi hijo y más te vale que te
mantengas alejado de él.
George y André caminaron detrás
de ellos, logró escuchar que George le espetaba a Gustave que no era bienvenido
en su casa mientras esperaban el auto, la mujer chilló algo, pero no tuvo
tiempo de oír más. Jared le abrió la puerta y se fueron de ahí.
—¿Cómo se llama? —inquirió Jared
cuando estaban los suficiente lejos de la casa.
—Gustave —contestó consciente de
a quién se refería. Apoyó la mejilla contra el vidrio y cerró los ojos, quería
olvidarse de él. Jared buscó su mano y se la apretó. A veces era bueno que estuviera con él. Dejó que los
dedos de Jared se enredaran con los suyos.
Jared nunca
creyó llegar a conocer al padre biológico de Dominic, sobre todo después de que
Lin le dijera que fue echado de su familia y sobornado por George. Había algo
en Gustave que no le gustaba, se preguntaba qué rayos vio Lin en él, no le
parecía el tipo de persona en que ella se fijaría, pero bueno ella misma dijo
que fue error.
2 Plumas:
Wow, no me imaginaba para nada que hoy descubriría quien era el padre de Dom, ha sido de lo más extraño. Yo tampoco me imagino que vió Evangeline en un hombre como ese, y también me sorprendió que George los ayudase.
Otra vez un capitulo genial, ¡hasta el miércoles!
Hola :D el capitulo si que estuvo interesan, fue una sorpresa lo de el padre Dom. Pero me gusta que Evangeline vaya sediendo ante Jared.
Hasta el proximo capi :D
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